En neuromarketing, las vedettes son las neuronas espejo.
Martin Lindstrom en su libro «buyology verdades y mentiras de por qué compramos» nos habla de las neuronas espejo en uno de sus capítulos y lo titula «tomaré lo mismo que ella» .
Puntazo, el título es clave en una memorable escena de la película «Cuando Harry encontró a Sally», «tomaré lo mismo que ella».
Cuando acaba la «interpretación» de Sally la siguiente clienta le dice al camarero : «tomaré lo mismo que ella». Neuronas espejo en plena actuación.
¿Qué papel tienen las neuronas espejo?
Nos permiten conectar con las personas como si fueran parte de nosotros mismos. Conocer y comprender lo que la persona que tenemos enfrente siente o experimenta.
«Sentir» lo que esa persona siente (componente emocional).
Responder de la manera que creemos adecuada, dando forma a ese comportamiento social que nos permite avanzar en grupo (componente social).
En 1992 Giacomo Rizzolatti, cientifico italiano, estudiaba el comportamiento de los macacos ,una serie de descubrimientos le hizo denominar a ciertas neuronas cerebrales: neuronas espejo.
Estas neuronas se activan cuando se realiza una actividad y también cuando se observa la misma actividad.
La «actividad comercial» tiene una gran aliada en la dopamina, esta sustancia química del cerebro se encarga de producir placer. Sus efectos seductores determinan, al menos en parte, nuestras decisiones de compra.
Puede que sea una «leyenda urbana» pero lo que se llama «terapia de compras» se dice que hace felices a las personas .Cuando decidimos adquirir un artículo, las celulas del cerebro que liberan la dopamina secretan una rafaga de bienestar.
La dosis de dopamina alimenta nuestro instinto de seguir comprando, aunque la mente racional trate de convencernos que ya es suficiente.
Y, muy importante, como dice Martin Lindstrom : «….compradores, tengan cuidado porque el futuro de la publicidad está en las neuronas espejoY serán todavía más poderosas como factores determinantes de nuestra fidelidad, nuestra mente, nuestra billetera y nuestra lógica para la compra de lo que los profesionales del marketing pudieron haber sospechado»
Y yo añadiría, siempre regado con una buena dosis de dopamina.